BLOG DE BERCERO

HOMENAJE A CRISÓSTOMO RODRIGUEZ (Mi tio)

Noviembre 24th, 2018

En la Residencia de Ancianos e Medina de Rioseco se ha celebrado un homenaje a mi tío, natural de BERCERO como 4 de sus 5 hijos. El alcalde le ha hecho entrega de un diploma por su 100 aniversario acompañado de sus 5 hijos, nietos y biznietos.
Siempre recordaré con cariño esta poesía que me escribió.

PASTOR DE LA ESTEPA

Pastorcillo que a diario
ágil frecuentas la estepa,
con tu perro y tu cayada,
tras de las mansas ovejas.
Silbas, corres y das voces,
vas siempre tirando piedras,
por los ásperos caminos
entre densas polvaredas.
Cuando vas por el barbecho
siempre pisando la gleba
y por los tristes rastrojos,
tus fuertes pisadas suenan,
el suelo está resequido,
las pajas amarillentas,
y no encuentran un cardo
las pobres, mansas, ovejas;
por eso nunca se paran,
por eso dan tantas vueltas,
por los valles y arenales,
los páramos y las cuestas.
Luego la leche escasea,
no te salen bien las cuentas
y si compras un cacharro,
luego te comen las letras,
y si llega un señorito
y una oveja te atropella,
no vayas nunca de juicio,
porque siempre te degüellan.
Cuando tengas un problema
revístete de paciencia,
porque aquí, siempre los juicios,
los ha ganado la opulencia.
Tu sigue y sigue pisando,
estas venerables tierras,
entre la lluvia y el sol,
al compás de las cencerras.
Sigue los lunes, los martes
y hasta los días de fiesta,
los sábados los domingos
los pasas con tus ovejas.
Sigue criando corderos,
siempre con mucha paciencia,
cuando tienes unos cuantos
te los llevas a la feria.
A veces los más hermosos,
tú los matas, tú los pelas,
para que otros, con alcohol,
les coman en francachelas.
A ti te pagan por ellos
algunas limpias, pesetas,
allí te quedan las madres,
tristes, nerviosas e inquietas.
El día después tú mismo,
las apartas, las ordeñas,
después oyes en el campo
balidos entre las penas,
la leche se la vendes,
a las flamantes empresas,
porque ahora, hacer el queso,
las nuevas leyes, no dejan.
Las empresas te la compran,
las empresas te la llevan,
ellas te ponen el precio
y te pagan cuando quieran.
Y tú seguirás pisando
los rastrojos y la gleba.
¡Pero no te aflijas hombre,
que vendrá la primavera!
Veras un cielo con nubes
que regaran la pradera;
y te regaran la cuesta,
el valle y la paramera,
veras mañanas doradas,
rubias como la cerveza,
veras la hierba crecer,
entre las flores con fuerza,
verás alegre el ganado,
y saltarán las corderas.